En Galicia vivimos en la vanguardia. En sus calles se respira un aire especial. Tal vez no sea el aire, sino el agua. Y agua por agua y, siendo más correctos, agua de río y de mar y agua de tormentas, Galicia vive ahogada. Ahogada, pero en la vanguardia.
Si queremos entender Galicia, no se necesita nada más que observar el discurrir de esta semana. Y si queremos entender Galicia no estaría mal que pensásemos en uno de sus grandes escritores: Eduardo Blanco Amor. Negado, insultado, despreciado, abandonado y, ahora, en estos tiempos, tan grandemente admirado. Esta es, sin duda, la medida de lo que somos.
Y también, también también, podemos pensar en su obra A esmorga. Hoy, 15 de noviembre, se estrena una nueva versión cinematográfica. La primera fue la de Gonzalo Suárez, allá por el año 1977, con actores como José Luis Gómez, Pepe Sacristán, Antonio Ferrandis, Fernán Gómez y Charo López. Con todo, uno tiene la sensación de que en esta primera adaptación no supieron captar la esencia y el sentido de esta historia. A esmorga fue llevada al teatro por Sarabela, una de nuestras mejores compañías de teatro, en 1996 y en 2010, y ellos sí que supieron expresar mediante el lenguaje teatral lo que EBA había plasmado en su novela mediante palabras escritas.
Veremos A esmorga en esta nueva adaptación hoy, de la mano de Ignacio Vilar y de Morris, Miguel de Lira y Karra Elejalde, y valoraremos si está a la altura de lo que merece Blanco Amor o no. Blanco Amor fue un escritor que supo mucho de vanguardias, más de lo que unos podamos escribir o de lo que otros puedan soñar. Blanco Amor fue un hombre que vivió y sufrió en su propia vida el precio de la heterodoxia, el precio de ser diferente.
Para otro día quedará una nueva moda que se está abriendo paso en los últimos tiempos, y en la que Galicia está a la vanguardia. Las lunners, que no son otra cosa que las meriendas cenas que llevamos haciendo toda la vida y que, por eso de los hipsters, se están poniendo de moda por todo el mundo. O sea, como el brunch, pero de tarde.
Para que después digan que Galicia no está a la vanguardia. Vivimos ahogados, pero a la vanguardia.